¿Os ha pasado alguna vez que mirando la luna os habéis preguntado si está en fase creciente o decreciente? Igual no, pero por si acaso, os contaré un truco para saberlo. Hay una frase que nos ayuda en este caso: “la luna siempre miente”. Y aquí está la genialidad. Cuando miramos a la luna podemos ver una de dos cosas: o parece una “C” o parece una “D” (obviamente no contamos cuando es luna nueva o luna llena). Como la luna siempre miente, si tiene forma de “C”, está en fase Decreciente. Y, por el contrario, si tiene forma de “D” está en fase Creciente. Como el saber no ocupa lugar, ahí tenéis un dato interesante para fardar.

Por desgracia, aunque la luna siempre miente, no es la única. Por las razones que sean, muchas personas están acostumbradas a mentir, de ahí que los contratos sean cada vez más extensos y tengan más cláusulas. Todos queremos asegurarnos de que cuando firmamos algo (un contrato de trabajo, uno de compra venta, el seguro del coche…) se cumpla con lo estipulado.

Si contratamos a una empresa para que proyecte poliurea impermeabilización en una nave industrial, nos aseguramos de que la empresa tiene material adecuado que cumpla con las normativas vigentes, que el precio del servicio sea el adecuado y que se cumplan los tiempos pactados. Para eso se hacen contratos que estipulan todos los pormenores en estos y muchos otros aspectos. Deberemos leer bien esos contratos para asegurarnos de que podemos cumplir con lo firmado y luego llevarlo a cabo.

Otra frase dice que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo y hay otra que asegura que para mentir hay que tener buena memoria. Sea como fuere, queremos que se nos recuerde como una empresa digna de confianza, que cumple con lo pactado. Es la mejor forma de hacerse un buen nombre.